18 julio 2005

Caras vemos, dinero no sabemos

José Luis Quiroz Campos

Si el dinero va delante, todos los caminos se abren
William Shakespeare

Los tiempos de precampaña electoral en México, se han dado de tal forma que la mayoría de los precandidatos de los partidos políticos cree conveniente el promover a sus aspirantes, además también así lo piensan uno que otro candidato ciudadano, y es que nadie estaría en desacuerdo ante tal hecho, pero saltan a la vista dos situaciones particulares, una seria la falta de transparencia del origen del financiamiento privado y por otro lado es la falta de normas electorales que regularan la figura de la precampaña, que todavía no ha sido discutida de manera formal y aprobada en el marco de la legislación electoral vigente.

La duda salta a la vista cuando uno se pregunta ¿de donde se obtienen los recursos, para una precampaña? es una interrogante que se encuentra en el aire, y que crea un estado de incertidumbre que se convierte en una amenaza que socava la credibilidad del sistema político mexicano, por que, si ayer se cuestionaba sobre la omnipresencia de un solo partido, que se encontraba en el ejercicio del poder gubernamental, al cual se le señalaba por el uso discrecional de recursos financieros, técnicos y humanos, hoy ya no tendría que darse una situación similar, pero tal parece que el cambio se dio solo para que siga siendo igual.

Pero sobre todo aunque existe un arbitro para esta contienda electoral, como lo es el IFE (Instituto Federal Electoral), es evidente que aun no cuenta con la reglamentación adecuada, que norme el proceso de elección interna de los partidos, pero que podría de alguna forma supervisar que la toma de decisiones para elegir a sus precandidatos después candidatos de los partidos políticos, y que estas decisiones se ajusten a sus estatutos y normas internas, asimismo debería de fiscalizar los movimientos de las precampañas adelantadas de los partidos.

Es por ello que la función del IFE como una institución mediadora que se convierta en el arbitro que implemente las reglas claras y precisas y que en el momento adecuado sancione a quien no cumpla con la normatividad, pero sobre todo a quien no transparente el origen y destino de los recurso económicos traducidos en aportaciones de voluntarios, declarando oportunamente las fuentes del financiamiento, así mismo como estos recursos son utilizados en la promoción de la TV, la radio, la prensa o internet o cualquier otro medio visual y/o escrito, es necesario que los acuerdos políticos a los que se llegue para modificar el status quo mediante una reforma electoral donde tendrían que regularse: disminución del financiamiento publico, transparentar el financiamiento privado, disminución de los costos y los tiempos de una campaña, regulación de los medios de comunicación en lo relativo a la promoción de campañas electorales entre otros puntos.

La historia mas reciente nos trae a la memoria los casos de Los Amigos de Fox y El Pemex-gate, que serán ejemplos muy emblemáticos de lo que no debe repetirse en un proceso electoral mexicano, ya que fueron las dudosas rutas del dinero que fue a parar en las campañas del PAN (Partido Acción Nacional) y del PRI (Partido Revolucionario Institucional) respectivamente, por eso la urgente necesidad de saber de donde, de cuanto y de quienes estamos hablando en lo relativo a la aportación económica de las precampañas que se nos ha dejado venir como el diluvio que no espero, y solo llegaron, por la forzada situación de las cada vez mas adelantadas precampañas político-electorales.

Y es que mas que manejo de imagen, de la precampaña o campaña, debe de sustentarse en propuestas y proyectos viables y en la búsqueda de la solución de las problemáticas mas urgentes tal como son: la disminución de la inseguridad publica, abatimiento del desempleo, combate a la pobreza, entre tantas otras necesidades de carácter urgente que deberían de entender los aspirantes a un cargo de elección popular.

De pronto los canales de televisión abierta empiezan a desfilar una serie de spots de carácter netamente político-electoral, donde caras sonrientes mas que realizar alguna propuesta concreta o una solución a los diferentes problemas que nos aquejan, pareciera que están vendiendo un dentífrico dental.

De ahí que las precampañas como los noviazgos iniciales, donde solo se desea dar la mejor imagen, y es que, caras vemos, intenciones y apoyos económicos no sabemos.